Se cree que esta era una práctica conocida por múltiples culturas y realizada de manera distinta. Es así como se tiene registro que en 1991 en un glaciar situado en la actual frontera de Austria con Italia se encontró un cazador neolítico congelado de hace aproximadamente 5.300 años quien es llamado Ötzi y quien tenía espalda y rodillas tatuadas. Un segundo hombre fue encontrado en Siberia con un tatuaje en el hombro y por los estudios realizados se calcula que data de hace 2.500 años.

A lo largo de la historia, estos diseños u obras de arte realizados sobre la piel, han pasado por diversas etapas y en ocasiones no eran bien vistos, o han tenido distintos conceptos.
Tatuarse el cuerpo era ya una costumbre que practicaba el hombre prehistórico. Tanto en la antigüedad como en la actualidad, hay quien le atribuye al tatuaje un valor mágico.
Por ejemplo, los pueblos primitivos grababan en su piel la forma del animal más temido, para evitar tener malos encuentros con él. Se creía que un escorpión tatuado en el muslo libraba de su picadura.

Los egipcios ya se tatuaban hace 4.000 mil años. Las sacerdotisas de la vaca sagrada Hator, tatuaban su bajo vientre, y son numerosas las momias halladas en excavaciones arqueológicas con tatuajes de todo tipo.
También los asirios y los fenicios echaron mano de estas prácticas. Se tatuaban la frente con signos alusivos a la divinidad, uso religioso que se prolongó a lo largo de los siglos y que todavía perduraba en Italia a principios del XX.
Cuando los españoles llegaron a las Islas Canarias, los guanches usaban las llamadas pintaderas a manera de sellos, para estamparse repetidas series de dibujos en la piel. Lo mismo sucedió cuando llegaron a México.
El tatuaje fue redescubierto en Europa, cuando la expedición inglesa al mando del capitán James Cook, regresó a Londres en 1769. Volvía de Tahití y con él arribaban a la palabra tattu, de origen polinesio, y una serie de aborígenes con el cuerpo repleto de tatuajes y que fueron exhibidos en la capital inglesa como atracción en barracas de feria.
No tardaron en surgir imitadores, y tanto proliferó la costumbre que en los alrededores de los puertos de mar surgieron los tattoo parlors (salones de tatuaje). Afortunadamente para los amantes del tatuaje en 1891 se inventó el tatuaje eléctrico, técnica novedosa que convirtió a Estados Unidos en el centro mundial del diseño tatuístico.
Por entonces, convictos y desertores eran tatuados con fines idénticos a los que se seguía en el marcado del ganado. Técnicas que aplicaron en la primera mitad del XX, los nazis en sus campos de concentración, y los soviéticos en sus gulags siberianos.
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